A día de hoy, encontramos Barreras e inseguridades en el Networking. Porque ampliar nuestra red de contactos profesionales a fin de generar oportunidades de negocio y/o empleo, es una de las piedras angulares de lo que enmarcamos hoy en el concepto de «empleabilidad».
A pesar de todo lo leído, aprendido, estudiado e, incluso, practicado sobre el Networking desde el «momento pandemia», cuando llega la hora de la verdad, se ven dos perfiles muy claros:
✔️ Los escépticos que consideran que generar conversaciones es improductivo.
✔️ Los apasionados que se lanzan sin pudor, sin preparación, ni estrategia.
Ambos desaprovechan toda la potencialidad a la hora de saber relacionarse bien.
Aunque ya he tratado con anterioridad la necesidad y bondades del Networking, siento que hay un matiz o enfoque sobre esta práctica cuyo análisis no he compartido aún en profundidad.
Se trata del nivel de frustración, de “bloqueo” o pereza que algunos profesionales pueden llegar a sentir a la hora de nutrir sus contactos mediante LinkedIn u otras plataformas. Esto ocurre principalmente en aquellos perfiles más introvertidos y/o pragmáticos, puesvles cuesta más establecer un primer contacto con un profesional afín a ellos, para buscar sinergias y compartir intereses.
Su principal parálisis o miedo se basa en evitar sentir el rechazo al no recibir atención ni respuesta de su interlocutor. Hoy en día reina la idea de que todo el mundo se mueve por propio interés en el terreno laboral, fruto de las prisas, los resultados inmediatos y la falta de tiempo.
«Si no me hacen caso es que no merezco la pena», es lo que muchos profesionales inseguros o vulnerables concluyen cuando son ignorados. Y prefieren evitarse este mal trago fruto de conclusiones inconsistentes.
Durante mi trayectoria profesional, mi experiencia me ha demostrado que no es así. Por eso debemos bajar la barrera de la desconfianza, tanto la nuestra, como la que imaginamos que nos espera al otro lado.
Es una realidad que en muchas ocasiones somos impacientes, sobre todo cuando vivimos un proceso de cambio profesional y queremos resultados lo antes posible.
Sin embargo, en el Networking, esta ‘ley no escrita’ no aplica: no existen los resultados inmediatos tras un mensaje, una invitación o una propuesta precipitada. Contactar y acercarse a alguien desconocido/a va de saludar, de comentar, de compartir tus intereses. Implica conocer y opinar constructivamente sobre la situación del mercado, entender cómo funciona un sector o una empresa… Y, sobre todo, estar atento a lo que esa persona pueda necesitar y transmitir, para aportarle y ofrecerle de manera auténtica tu ayuda.
Definición práctica de «Networking»
“La capacidad para generar, mantener y fortalecer relaciones duraderas, mutuamente beneficiosas con foco y estrategia, y de manera generosa»
Aprender a establecer estos contactos para relacionarse con otros profesionales es muy útil, precisamente, para ayudar a bajar esas barreras de desconfianza que antes he mencionado.
Cuando descubres y disfrutas del networking profesional, sin expectativas, sin presion por conseguir nada, sin egocentrismo; entonces, se produce una evolución tanto personal como profesional porque te conviertes en alguien más atento y cercano a los demás.
Y dejas que la sintonía entre esa persona y tú fluya dando espacio a que surja y se construya una amistad profesional.
Al final, la vida a todos los niveles es compartir y todo lo que sea ayudar a los demás es enriquecedor. Cuando siembras aportando a los demás, los resultados llegan de vuelta, incrementados, en la forma y en el momento que tienen que llegar. Sin apegos y sin exigencias sobre qué, cuándo y cómo.
Te lo aseguro por experiencia propia.
Si todo esto del Networking, de generar relaciones y conversaciones, te cuesta, estamos aquí para ayudarte. Contacta con nosotros. Y encantado te enseño a acercarte a esas personas importantes para ti y a generar la confianza suficiente para ese beneficio mutuo. Todo se aprende, si buscas mejorar.